Como muchas otras cosas, los vinos espumosos y el champán se descubrieron de casualidad y, en un
principio, fueron vistos como algo indeseable.
Aunque debido a la ausencia de documentación fiable no se puede confirmar, la
historia del champán
y por consiguiente la historia de los vinos espumosos comienza con la leyenda de este
descubrimiento. Esta leyenda cuenta que a finales del año 1600, el monje Dom Pierre Pérignon
percibió que había una ligera efervescencia en los vinos, resultado del clima de la región francesa
de Champagne y cosechar a finales de otoño, cuando las uvas están repletas de azúcares. Dom
Pierre Pérignon señaló la textura burbujeante como un error en la producción y temía que su
bodega explotara. Ese temor le llevó a reemplazar las botellas por unas más resistentes y a adoptar
los
corchos
españoles, manteniendo todavía hoy esta presentación. En cualquier caso, no hay datos fiables sobre
estos hechos.
Otras teorías señalan a los ingleses como los primeros en elaborar vinos
espumosos, a pesar de que actualmente no son un referente en cuanto a
espumosos
se refiere. Según cuenta Tom Stevenson en «Enciclopedia del Champagne», el científico
Christopher Merret elaboró en 1662 un informe acerca de la efervescencia en los vinos, la que
atribuía a la adición de azúcar antes del embotellado. Acompaña a este posible origen, referencias
en la literatura inglesa de vinos efervescentes.
Aunque su origen es debatible, sí se sabe que la región de Champagne fabricaba
vinos desde antes del siglo I, cuando el emperador romano Domiciano ordenó destruir todas las
cosechas, temiendo que la fama de esos vinos compitiese con los de la península itálica.
Pero buenos tiempos esperaban a los vinos de la región de Champagne, ya
que entre el año 816 y 1825 fue el vino tradicional que se bebía en las coronaciones de los reyes
de Francia. Es por este hábito entre la aristocracia que el
champán
se dio a conocer, siendo adaptado su consumo por otras clases sociales, cuando los métodos de
producción y la masificación de los cultivos permitieron la extensión del mercado, coincidiendo con
la Revolución Industrial.
Durante el siglo XVIII, son los productores como, entre otros, Claude Moët o
Florenz-Louis Heidsieck quienes ayudan a la expansión del champán. Un siglo más tarde, la familia
Bollinger o Pierre-Nicolas-Marie Perriet-Jouët se convierten en una de las más importantes. También
es muy conocida la viuda de Clicquot, llamada «Grande Dame de Champagne» que continuó la
labor de su marido a la muerte de éste y es responsable de la técnica de removido, consistente en
girar las botellas rotándolas para aumentar su inclinación día tras día, acelerando así el proceso
y la preparación al degüelle.
En los últimos tiempos, la tendencia es abandonar la idea de que los vinos
espumosos solo son para ocasiones especiales. Los vinos espumosos ya nos acompañan a la hora de
comer, entre horas, en un bar... la variedad de denominaciones de origen y
marcas de espumosos
es la que lo hace posible, ofertando una gran franja de precios gracias a la cual se ha ganado un
lugar al lado de bebidas como la cerveza. |